Como la cabra siempre tira para el monte, allá que nos vamos hasta el pequeño pueblo turolense de Torre de las Arcas donde, después de la maldita pandemia, vuelven a retomar su maravillosa carrera trail donde todo el pueblo se vuelca con los corredores para hacerlos sentir en casa y disfrutar del entorno y de una carrera perfectamente organizada. Este año no fue menos en su sexta edición y la organización brilló por todo lo alto. El bocata y la cerveza final pone la guinda a una tarde de esfuerzo y deporte. El respeto al monte está también presente desde el principio. La organización no da botellas en los avituallamientos, sino que hay que llevar tu propio recipiente donde te rellenan con agua o bebida isotónica. Un original polo técnico completan los agasajos a los atletas.
Pero vayamos con la carrera propiamente dicha. Se trata de un recorrido de casi 15 kilómetros con dos subidas fuertes y otras tantas bajadas pronunciadas. No es muy técnico aunque hay algún paso con piedra suelta que hay que tomar con cuidado. Comienzo con buenas sensaciones pero con cautela, pues no sé muy bien como me van a responder las piernas depués de las subidas. Los primeros repechos los paso bien, adelantando gente que se lo toma con más calma. Los primeros kilómetros trascurren en un sube y baja agradable entre árboles. En el kilómetro 4 llega la primera subida importante. Es un kilómetro y medio de subida constante por pista forestal sin apenas descanso donde ralentizo el ritmo bastante. Aquí alcanzamos el punto más alto del recorido con 1051 metros. En este momento me acompaña la chica que a la postre será la ganadora femenina. Combinamos andar y correr a partes iguales y llegamos a la cima donde nos espera el primer avituallamiento. Pequeño respiro para beber y enfrentamos la primera gran bajada. Dos kilómetros a muy buen ritmo donde disfrutar de una vistas privilegiadas de la comarca de las Cuencas Mineras mientras las piernas parecen ir solas.
Hasta aquí todo va marchando según lo previsto, pero toca encarar la segunda gran subida del recorrido pasando de 860 metros a una cota de 1025 metros y, aunque lo subo con calma y sin excesiva fatiga, a la postre va a pasarme factura para afrontar los últimos 5 kilómetros. La ganadora incrementa el ritmo y soy incapaz de seguirla. El recorrido se convierte ahora en un sube y baja continuo, alternando bajadas grandes y cortas con subidas pronunciadas y también cortas. En el kilómetro 12'5 el segundo avituallamiento vuelve a significar una parada y pequeño descanso para afrontar el final. Poco a poco nos acercamos a las inmediaciones del pueblo, lo que significa más animación, más público y más ánimos para llegar al final.
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