domingo, 25 de febrero de 2018

XXXIV MARATÓN DE SEVILLA 2018 (Javi)

Cartel del XXXIV Maratón de Sevilla

La crónica de un maratón es mucho más que la crónica de cualquier otra carrera en la que haya participado. No es sólo hablar de las sensaciones durante la carrera, del recorrido o de la bolsa del corredor. Es, además de todo eso, hablar de los meses de preparación física y mental, de las conversaciones y ánimos con la familia y amigos, de los cuidados especiales para no enfermar o lesionarte durante la preparación, de los nervios los días previos, de revisar una y otra vez el tiempo que va a hacer para saber cómo ir vestido, de las noches visualizando y mentalizándote para ello, de los acompañantes animando y apoyando durante los entrenamientos y la carrera, de los recuerdos que ya se quedarán para siempre, de los dolores durante los días de después... Es una crónica de unos meses muy intensos.

Este ha sido mi segundo maratón. Y eso tenía algo positivo: sabía que era una meta alcanzable. Pero también algo negativo: sabía todo el sacrificio que conlleva. Y sopesando pros y contras decidí embarcarme por segunda vez en esta experiencia vital como pocas.

Las dieciséis semanas de preparación fueron relativamente bien. Los kilómetros fueron cayendo según lo previsto, incluso en Navidades. Salvo un día por viaje y otro por una climatología con viento y nieve, fueron perfectos. La única pega fue que la tirada más larga fue la que tuve que suspender por la nieve. Reconozco que en esta ocasión se me hizo la preparación muy larga, puede que por no tener la misma ilusión que la primera vez. Y a tres semanas de la carrera, un catarro amenazó con dejarme sin poder preparar bien los últimos entrenamientos. Afortunadamente, pude salir del paso y llegar a la línea de salida con los deberes hechos.

16 semanas de preparación

Este maratón era también especial por la compañía. Además de mi habitual compañero runner en carreras, Jose Julio, se sumaban mi amiga Sara y Manuel, amigo también de Jose Julio. Era además, la primera carrera de más de dos OpinaRunners juntos y encima en la prueba reina. Y era también especial por la familia que me acompañaron todo el fin de semana en esta aventura, presencialmente en Sevilla y desde la distancia en Granada, Ibiza y Nantes.

El sábado nos reunimos los Opinarunners en la feria del corredor. La recogida de dorsales y bolsa del corredor fue rápida, está muy bien organizado. Destacaría que en lugar de la clásica camiseta técnica, en esta prueba entregan a cada corredor un cortavientos de un color precioso, amarillo maratón. Era fácil distinguir a muchos corredores con él puesto en la feria. Después de algunas fotos de recuerdo, quedamos directamente en la salida al día siguiente.

OpinaRun en el podio

La climatología era perfecta. Una mínima de 8º y una máxima de 16º, con nubes para ocultar un poco el sol que en Sevilla es bastante abrasador. Además, la previsión de lluvia que había unos días antes desapareció a última hora, por lo que no habría ningún problema el día de la carrera.

A las 8:30 comenzó la prueba y los cuatro pasábamos juntos por la línea de salida. En seguida se comprobó que Jose Julio y Manuel tenían un poco más de ritmo y tomaron la delantera. Sara y yo teníamos el mismo ritmo y empezamos los primeros kilómetros juntos. Pronto me di cuenta que para mí era perfecto seguir manteniendo el ritmo, sin ir ahogado pero marcando los 6:20 - 6:30 que tenía en mente. Así que seguimos juntos disfrutando del ambiente, comentando las sensaciones y saludando al público y, en especial, a la familia que nos hizo un completo reportaje fotográfico. Así pasamos por el kilómetro diez y el quince, justo al llegar a la Macarena. El recorrido es absolutamente plano y eso se agradece muchísimo en una distancia tan larga en la que cualquier esfuerzo extra se paga.

Sara y yo seguíamos al mismo ritmo. Los dos estábamos cómodos así y además da el valor añadido de ir acompañado, que es muy importante también para hacer más llevadera la experiencia. ¡Sara es una compañera de running excepcional! Siempre con mentalidad positiva, animándome y comentando anécdotas de la carrera y de cualquier otra cosa que nos hacía reír y sobrellevar el esfuerzo con una sonrisa. Ha sido su primer maratón y me transmitió durante la carrera toda su ilusión, lo que me ayudó muchísimo en los momentos más complicados.

Como si no costara...
Me hubiera gustado haber corrido durante algunos kilómetros al menos con José Julio. Esta carrera era un objetivo conjunto y habíamos estado hablando de ello y comentando los entrenamientos durante mucho tiempo. ¡Siempre es genial correr a su lado! Pero en el maratón no se pueden hacer concesiones y los ritmos no eran los mismos. Así que era mejor no forzar en mi caso.

A partir del kilómetro dieciséis empecé a notar molestias en la planta del pie izquierdo. Parecía que me iba rozando la zapatilla, cosa extraña porque tanto el calzado como los calcetines eran de uso habitual y nunca había tenido problemas de ampollas. Además, no hacía un calor excesivo que provocara problemas con el sudor. Así que me extrañó mucho sentir esa molestia. El problema es que en el kilómetro veinte el dolor era ya continuo y tenía muy claro que me quedaría alguna ampolla de recuerdo. Pero había que aguantar el dolor y seguir como fuera, intentando no pensar mucho en ello.

Merece la pena destacar los puestos de avituallamiento líquido y sólido. Durante todo el recorrido había algún puesto cada 2,5 kilómetros con cantidad abundante para todos los corredores, incluso los que íbamos en la parte de atrás de la clasificación. Agua, bebida isotónica, plátanos y geles repartidos en ambos lados del recorrido y durante varios metros, para evitar aglomeraciones que pudieran cortar el ritmo. Es muy de agradecer la labor de los voluntarios, animando y haciendo reír con comentarios ingeniosos continuamente. Se nota que en la maratón de Sevilla cuidan al corredor.

Al llegar al temido muro del kilómetro 30 decidí ponerme música. Aunque iba bien y no notaba en exceso el cansancio me pareció buena idea por animar un poco los últimos kilómetros con la música que tanto me gusta. Sara hizo lo mismo, aunque era evidente que no necesitaba animarse porque iba perfectamente. La curiosidad fue que, al encender el mp3, la canción que empecé a escuchar era "La cuadratura del círculo" de Vetusta Morla y, en concreto, el verso que dice "rendirse no es una opción". Eso me animó mucho más, como si fuera una especie de mantra que repetirme en el tramo final de la carrera.

Disfrutando de la Plaza de España

Después de una recta eterna llegamos hasta el Parque de María Luisa y entramos en la Plaza de España en el kilómetro 35. Ahí nos encontramos con Manuel que se enganchó a nuestro ritmo para completar la vuelta a la plaza más emblemática de Sevilla. Me pareció preciosa especialmente ese día, mientras la recorríamos con el público animando y aplaudiendo. Justo al salir de la plaza, una pareja del público nos mostraba un cartel que decía "Rendirse no es una opción". Otra vez el mantra para los kilómetros finales.

Los últimos cinco kilómetros fueron los que más me costaron. A pesar de recorrer el centro de la ciudad por las calles más típicas me encontraba ya con muy pocas fuerzas. Además, el dolor del pie era constante y me costaba aislarme de eso y tratar de distraerme con la gente y las vistas de la ciudad. En el kilómetro 39 decidí pararme, pero Sara consiguió animarme a seguir. Me tomé un gel de los que había cogido en el último avituallamiento, porque empezaba a notar algo de hormigueo en los dedos y me encontraba muy flojo. Sabía que quedaban sólo tres kilómetros escasos, pero pensé que si seguía podría sufrir demasiado. Así que pare un poco antes del kilómetro 40 con mucha rabia, me costó mucho despedirme de Sara. Después de llegar hasta allí hubiese querido entrar juntos en meta. Pero era preferible parar y no tener un disgusto unos metros más adelante. Tuve suerte que en el kilómetro 40 estaba el último puesto de avituallamiento antes de la meta y pude recuperar bien mientras andaba. Repuse líquidos y tome un par de plátanos y me puse de nuevo en marcha tras unos cinco minutos andando.

Llegué a la entrada del estadio adelantando a algunos corredores que ya estaban en las últimas y me alegré de haber parado para recuperar. La bajada hasta la pista de atletismo me pareció un poco empinada para ser el final de la carrera. Estoy seguro que más de uno tuvo que bajar con mucho cuidado para no perder el equilibrio al final.

En la pista de atletismo empecé ya a disfrutar de mi logro. Mirar hacia arriba y ver las gradas del estadio, contemplar la pista de tartán y divisar a mi familia en las gradas animando hasta el final, escuchar los aplausos de los acompañantes de otros corredores que reconocen el esfuerzo... Ahí es cuando compensa todo el tiempo que he invertido en conseguirlo.
¡Conseguido!

Tras recoger la merecida medalla me encontré con José Julio que aún andaba por la pista y juntos nos dirigimos hacía el completísimo avituallamiento final para reponer fuerzas y reencontrarnos con la familia.

Había conseguido terminar mi segundo maratón y, salvo el dolor en el pie, con buenas sensaciones. Pero, al poco de terminar, ya decidí que no volvería a correr ninguno más. El esfuerzo y la dedicación son demasiado grandes para la recompensa que conlleva. Mi objetivo siempre será terminar la prueba, no tengo intención de mejorar tiempos. Y eso ya lo he conseguido dos veces. Para mí es más que suficiente. Seguro que sí seguiré corriendo y participando en carreras, pero en distancias más cortas que requieran una preparación menos exigente.

Así que aquí termina mi relación con el maratón. Y puedo decir orgulloso aquello de que fue bonito mientras duró.

Fecha: Domingo 25 de febrero de 2018
Hora: 08:30

Distancia: 42'195 kms
Tiempo: 4h34'22''
Media: 6'30''
Bolsa del corredor: Cortavientos
Clima: Perfecto para correr
Sensación: Genial, exceptuando el dolor del pie
Enlace: Zurich Maratón Sevilla

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