domingo, 25 de febrero de 2018

ZURICH MARATÓN DE SEVILLA 2018 (José Julio)



¡Quitar espinas y DISFRUTAR! Domingo 25 de febrero de 2018 a las 8:30, llegó el gran día, el día para el que tanto había entrenado, soñado, imaginado en mi cabeza una y otra vez, y es que la distancia de 42.195 metros se vive muchas veces antes de enfrentarte a ella. De hecho yo comencé a vivirla cuatro meses antes, era el inicio de todo, preparar planificación, reservar hotel, cuadrar fechas,...Y esta vez con un objetivo muy claro: DISFRUTAR. Y es que aunque suene a tópico, esta maratón me debía llevar a eso, tan simple y tan complicado a la vez. Era la segunda vez que me enfrentaba a una Maratón y la primera de ellas fue para mi todo un sufrimiento, no disfrute en absoluto ni de la preparación, ni de la prueba,...así que como solía repetirme Lorena una y otra vez en estos meses previos, en esta Maratón tienes un objetivo claro: "¡Quitar espinas y DISFRUTAR!"

Preparar una maratón requiere dedicación y lo primero que hay que empezar a hacer es compaginar los entrenamientos con la vida diaria, que todo encaje como un puzzle, trabajo, familia,...esa es para mí la parte más complicada de controlar y de llevar a cabo, pues cada semana es un mundo completamente diferente y te encuentras con aspectos que hacen modificar lo previamente planificado.

Era noviembre de 2017 y comenzaba la aventura, los primeros entrenamientos y las primeras imágenes en la cabeza cruzando la meta en el Estadio Olímpico de Sevilla. Los días van pasando, vas completando sesiones, acumulando kilómetros y teniendo un montón de sensaciones que van desde las más positivas (esa medalla colgada ya en tu cuello) hasta las más negativas (algunas veces te preguntas qué haces corriendo un día de Navidad a las 9:00 de la mañana con un frío de espanto mientras el resto duermen como angelitos) Este ha sido quizá el único aspecto negativo de preparar la maratón para febrero, que te coge de lleno la Navidad, compromisos familiares, cenas, comidas,...y por supuesto entrenamientos, de nuevo cuadrar, hacer puzzles e intentar recortar todo lo posible en ingesta para no aumentar de peso. Pero a diferencia de la anterior maratón que corrí, que me pilló todo el verano de entrenamientos, he de decir que prefiero esta época del año sin lugar a dudas, el frío es incómodo a veces pero abrigándote bien lo superas, el calor de verano en Extremadura no hay quien pueda con él.

Otro aspecto importante que modifiqué en esta preparación con respecto a la anterior fue el acudir cada quince días aproximadamente al fisioterapeuta, para que me descargara y estirara. Había que tratar por todos los medios de reducir el riesgo de lesión, y la verdad, que me ha ido estupendamente.

Imprimí la planificación que me envió mi primo Javi, y que íbamos a seguir los cuatro Opinarunners que íbamos a participar en Sevilla, y fui subrayando en amarillo cada uno de los entrenamientos superados. Parece algo absurdo, pero esa sensación de ir subrayando en amarillo lo que has ido superando, te hace sentir cada vez mejor y vas sumando fuerzas para seguir entrenando. Cumplí casi el 80% de la planficiación, los entrenamientos que no realicé fueron por causas mayores: sobrecarga, constipado, viajes, trabajo,...pero tenía la sensación de que estaba entrenando bien y que llegaba fuerte a la prueba final. Las lesiones me estaban respetando y salvo algún partido de liga de pádel (lo sé, estoy en demasiados jaleos deportivos,jeje) traté de no hacer nada más de deporte que no fuera cumplir con lo que establecía la planificación.

En esta maratón, que se celebra relativamente cerca de mi pueblo de origen (Fregenal de la Sierra), quise también hacer partícipes a mis padres, que estuvieran allí presentes y que vivieran todo el ambiente y las sensaciones de esta fiesta del running. Así que también les reservé hotel en Sevilla y les dije que dejarán ese domingo 25 de febrero libre de hacer otras cosas. Correr una maratón es algo importante para mí, y ellos siempre están en las cosas importantes de mi vida (buenas o malas), así que si alguien merecía estar allí, eran ellos.

El sábado por la tarde nos juntamos todo el equipo OpinaRun (Sara, Manuel, Javi y yo) en la feria del corredor. Ya se notaba el ambiente previo y aparecían algunos nervios. Además en el equipo teníamos los dos contrastes, el positivismo extremo de Sara, que lo vivía todo como una fiesta, y el negativismo también extremo de Manuel, que se preguntaba, y nos preguntaba, una y otra vez si acabaría al día siguiente. La recogida de dorsal y fotos todos juntos (también estaban los acompañantes) fue un momento muy emotivo y para el recuerdo.


Recogida del dorsal

¡Quitar espinas y DISFRUTAR! desayunamos en el hotel unas dos horas antes de la salida. A ella nos dirigimos andando, pues el hotel estaba bastante cerca. Se empezaban a notar los primeros nervios en el estómago, eso sí, esta vez la noche anterior dormí bastante bien, no tuve esa ansiedad de la maratón anterior que no me dejó pegar ojo en toda la noche. Allí estábamos, últimas fotos, últimos besos y abrazos y todo listo para comenzar. 

En esta ocasión no habíamos hecho ningún entrenamiento juntos los Opinarunners, por lo que el ritmo que iba a seguir cada uno dependía de sensaciones. Yo llevaba en mi cabeza comenzar a 5:40 - 5:50 el kilómetro e ir viendo como respondía, pues es a ese ritmo al que realicé el entrenamiento más largo de la planificación, que fue de 30 kilómetros. Tenía que guiarme por sensaciones, porque un ritmo demasiado rápido me haría pagarlo al final de la maratón, pero también uno demasiado lento me hacía sufrir mucho sobre todo a nivel muscular, como había comprobado en algunas ocasiones en los entrenamientos.


Nervios previos a la salida
Ya en la salida empezamos a distanciarnos Manuel y yo de Javi y Sara, algo que particularmente no me agradaba, pues sé que serían un gran apoyo en los momentos duros de esta carrera (que siempre en una maratón los hay, antes o después) pero se trataba de mantener los ritmos que explicaba antes. Había muchísimo ambiente y una mañana fresca sin mucho sol que hacía más agradable correr por las calles de Sevilla. Aunque Manuel venía conmigo y parecía ir bastante bien, personalmente me preocupaba pues era la primera vez que se enfrentaba a la distancia de Filípides y no lo veía en días anteriores con la fortaleza mental (casi más importante que la física) que requiere esta prueba. Así que mientras yo fuera bien, trataría de animarlo todo lo posible. 

Pasamos los primeros kilómetros muy bien, hablando entre los dos, y pasando por monumentos preciosos de Sevilla como la Torre del Oro, la Maestranza,... sobre el kilómetro 8 nos estaban esperando Lorena, Elena y mis padres, para hacernos fotos y darnos los primeros ánimos. Ya iba a estas alturas Manuel quejándose de molestias en la rodilla (sigo pensando que era todo psicológico) y yo animándolo todo lo que podía.


Primeros kilómetros

Pasaban los kilómetros y las sensaciones eran buenas, me encontraba bastante bien y el ritmo me parecía cómodo. Trataba de ir bebiendo en los avituallamientos e ir reservando fuerzas para el final, pues ya sabía lo que aún nos esperaba.

Al paso del kilómetro 30 Manuel me dice que definitivamente va a caminar un rato, que se encuentra muy fatigado, que siga yo. Así que aquí empezaba mi verdadera maratón, con los kilómetros ya acumulados, y ahora sin compañía, aunque siempre fui con la sensación positiva de pensar que si paraba por alguna circunstancia detrás venían mis compañeros. Seguí manteniendo el ritmo e intentando dejar la mente en blanco, que fueran cayendo los kilómetros sin pensar.

Llegué a la Avenida de Las Palmeras y ahí fue la primera vez que noté el cansancio y la pesadez de piernas. Una vez superado el estadio del Betis, es una recta muy larga, donde no se observa el final de la misma y ahí precisamente tuve un bajón físico y sobre todo psicológico. Como había avituallamientos cada 2,5 kilómetros, trate de marcarme metas pequeñas, e ir de uno a otro, superando así pequeñas maratones dentro de la maratón.  Cada vez que llegaba a uno y bebía agua fresca, era como un soplo de aire que me animaba a continuar. Creo que justo en este tramo de la carrera hubiera sido fundamental llevar la compañía de alguno de los Opinarunners. Una vez superada esta larga avenida llegaba el premio, entrábamos en la Plaza de España, con muchísimo público animando, un ambiente maravilloso y aunque los adoquines de la plaza a estas alturas se clavaban en los pies como puñales, fue un punto clave para recuperar la moral. Precisamente al salir de la Plaza de España, llegaron por primera vez a mi cabeza los pensamientos de dejar de correr y caminar un rato, las piernas ya me dolían muchísimo y me notaba bastante cansado en general. 


Plaza de España
Pero pronto entramos en las calles principales, dirección a la Catedral de Sevilla y la Giralda, y ahí el público es espectacular. Hacen como un pasillo que me recordaba a las épicas etapas del Tour de Francia o de la Vuelta a España, te animan, te alientan, te llaman por tu nombre escrito en el dorsal, te empujan literalmente a continuar...así que parar y caminar aquí era "imposible". Y así entre unas cosas y otras fueron pasando los kilómetros, una vez calmado el ambiente del público sevillano y cerca ya de la parte final de carrera volví a sentir ese cansancio extremo y esos pensamientos negativos de parar y caminar. En estos momentos me encontraba cuando pasé por el kilómetro 39, quedaban 3 kilómetros para mis piernas, quedaban unos 300 kilómetros para mi cabeza. Y como una aparición mariana en el momento justo, llegaba el globo de las 4 horas y 30 minutos, lo llevaba un chico que animaba muchísimo y que en cuanto me vio me dijo: "Vamos únete y no pares, entramos ya todos juntos en el estadio", y al principio animado por su apoyo y posteriormente por vergüenza torera, me pegué a ellos y me dije: "aquí ya hasta el final, como pare ahora se me hará eterno solo..."

Y es entonces cuando aparece por fin el estadio al fondo, y vuelve a haber público animando y alentando con todas sus fuerzas, y es aquí cuando olvidas el cansancio y empiezas a disfrutar de lo que vas a conseguir. Cruzas el túnel del estadio y la oscuridad de este hace que todo se detenga por un instante, cierras los ojos, ya no se nota el cansancio, y cuando los vuelves a abrir estás ya en la pista de atletismo, vuelve a haber luz del sol en tu cara y sabes que ahora sí, lo que queda es disfrutar, es precisamente este tramos, estos 400 metros aproximadamente, los que dan sentido a todo lo que hiciste por llegar ahí. Crucé el kilómetro 42, miré a las gradas del estadio, allí estaba mi novia Lorena, mis padres, Elena... ¡la familia, los que siempre están! 



Era el momento de disfrutar, de cruzar la meta, de colgarse la medalla, de esperar al resto de compañeros y abrazarlos, y compartir tanta felicidad. Ahora sí, segunda maratón, primera DISFRUTANDO.


Felicidad compartida

"42.195 metros de esfuerzo, ilusión, sueños, dolores, emoción, alegría, cansancio, felicidad,... La Zurich Maratón de Sevilla, como la vida, a cada paso un sentimiento..."


Maratón de Sevilla 2018

Fecha: Domingo 25 de febrero de 2018
Hora: 8:30
Distancia: 42, 195 kilómetros
Tiempo: 4:25:45
Media: 6'17''
Bolsa del corredor: Cortavientos New Balance
Clima: Nublado y fresquito
Sensación: Muchas y muy diversas

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