Aún así, y una vez más, la fantástica organización de la carrera agitaba su chistera y se inventaba el San Silvestre Burguillano Virtual. Y, por supuesto, no podíamos fallar ni faltar a la cita del último día del año con esta prueba.
Aunque en esta ocasión cambiábamos las calles empedradas y empinadas de Burguillos por la más placentera vuelta a la Estanca de Alcañiz. Caminos de tierra rodeados de pinos, el embalse a nuestra izquierda y un día soleado y con temperatura más que agradable. Y, por supuesto, la compañía de Javier, Juan y Berta que me acompañaban en esta carrera que me permitía unir mis dos mundos, el extremeño de nacimiento y el bajoaragonés de adopción.
Poco importaban en esta ocasión los ritmos, tiempos y clasificación. Podíamos olvidarnos del implacable reloj dejando caer sus segundos uno tras otro. Solo había que concentrarse en aguantar los 8 kilómetros propuestos para la carrera y disfrutar de correr, del magnífico día y de la compañía. María se encargó del reportaje fotográfico y de repartir ánimos para todos.
Y como fin de fiesta deportiva una buena cerveza en el camping de la Estanca (con algo para picar) y charlar sobre los futuros planes de carreras, esperando, eso si, que sean con un dorsal en el pecho, público jaleando, corredores abriéndose paso y el implacable reloj marcando que vamos más despacio de lo planeado. ¡Que así sea!